Tras algunos retrasos y mucha expectación, AMD lanza finalmente las nuevas APUs Kaveri, lo que viene a ser la tercera generación del concepto AMD Fusion y uno de los caballos de batalla más importantes del fabricante. El salto que vemos hoy parece ser muy importante de cara al futuro para la compañía, así que a partir de hoy veremos si AMD ha sabido jugar bien sus cartas.
AMD Fusion empezó hace muchos años, posiblemente tras la adquisición de ATi por parte de AMD. Durante años vimos el logo de "The future is fusion". Básicamente el concepto era el de unir el apartado gráfico y el apartado de procesamiento en general en un mismo chip, AMD bautizó estos nuevos chips como APUs (Accelerated processing unit ).
En junio de 2011 Fusion aprendió a andar y llegaron las primeras APUs bautizadas como Llano, su modelo más potente fue la A8-3870K. Llano estaba fabricado con un proceso de fabricación de 32 nm y se basaba en núcleos x86 K10, presentes en los Athlon y Phenom II. Su apartado gráfico iba a cargo de la arquitectura gráfica VLIW5 presente en las Radeon HD 6000, excepto las HD 6900.
En octubre de 2012 AMD hizo un nuevo salto importante en su objetivo de unificar lo mejor de ambos mundos, llegaron las APUs Trinity con la A10-5800K como producto estrella, mientras que en junio de 2013 pulía esta arquitectura con pequeñas mejoras y una velocidad de reloj más elevada con las APUs Richland, algunos dirán que son generaciones distintas (AMD) pero nosotros las catalogaríamos ambas dentro del mismo grupo y por lo tanto la segunda generación de APUs de AMD.
Trinity/Richland seguía con un proceso de fabricación de 32 nm pero cambiaba su interior: arquitectura x86 modular con núcleos Piledriver (segunda generación de la arquitectura modular estrenada con Bulldozer) y apartado gráfico basado en la arquitectura VLIW4 de AMD, sólo vista en las Radeon HD 6950, 6970 y algunos pocos modelos más, como alguna HD 7000 de gama baja.
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